Alas...

Alas...
"...Y son las alas las que nos convocan... una y otra vez... ineludiblemente... a ese roce de etereidades... al cruce de vuelos con un otro... también etéreo..."

martes, 30 de septiembre de 2014

En la soledad de la noche

En la soledad de la noche


En la soledad de la noche
me pregunto:
¿qué me acerca? ¿qué me aleja?
hasta dejarme exánime
frente al todo…
perdida.

A veces reencuentro la magia
y los momentos están teñidos
de revoluciones corpóreas
y álmicas también.

Pero cuando quedo perdida…
la tristeza me lastima,
cual daga fría y serena,
carcomiendo los colores,
bebiéndose mi fragilidad…
…y vulnerable…
caigo a viejos abismos,
conocidos,
pero no por ello menos hirientes.
Y mis ojos… cansados… entregados…
se cierran a la luz,
se pueblan de oscuridad…
…y lloro… amargamente…
hasta disolverme
en mi propia sal.

Escapa la chispa de mis dedos,
como la arena… imposible de retener…
sólo se escurre… se aleja…
…y me voy.

Y… luego abro nuevamente mis ojos,
y descubro el mundo
con una mirada de recién nacida.
Y todo me maravilla nuevamente
hasta el delirio…
…y vuelvo a creer…
…que la magia vendrá a buscarme,
para recobrar la primavera
sobre mi piel, vieja y nueva,
donde los instantes…
llenitos de placer,
vuelvan a hacer nido
en mis espacios,
en los intersticios del alma…

…Y vuelvo…
…una vez más… a nacer…

en la soledad de la noche…

Descenso



Desciendo…
a los infiernos de la nada estéril,
plagados de dolores húmedos
y lágrimas blasfemas.
El tiempo se convierte en piedra,
frío, inmóvil,
atrapado,
en la quietud pesada de lo estático.
…Y sueño colores aún no nacidos,
invisibles,
que esperan ser paridos por mis ojos
en instantes
de olvidadas madreselvas
y pájaros de fuego.
Intento acallar lo que no existe,
pero vuelve una y otra vez
para que lo nombre…
Dejando así,
huellas en el viento
de mi ululante presencia,
así como en las dagas de mi ausencia.
Y me vuelvo diáfana
a pesar de las sombras
que me ronronean el alma
y me desnudan
a la fría intemperie
de miradas ajenas…lejanas…distantes…
hirientes…mortales…
empapadas de vacío.
Mi garganta se enarena de desiertos,
clamando por hielos incandescentes,
mientras mis huesos palidecen de amor
por el todo.


El poeta... besado por la muerte


Desgarros incorpóreos
que ya anidan
incesantes,
en sus alas,
blasfemando lo sutil,
desvirgando lo intangible…
hasta atravesarlo de muerte.
Esquirlas que lo componen,
conformadas para ser polvo,
 que convocan a esa nada atrevida
que  lo inmola.
Muriendo a dentelladas pedestres
en su propio abismo consumado.
Sumido en la locura del pájaro que lo puebla
del poema que lo pare una y otra vez
dejándolo exhausto… entregado… vencido..
Y es la muerte quien le besa la mirada…
la mirada perdida… extraviada… tan lejana,
tan herida de vacío,
exiliada de la vida.
Vomitando sus propios crepúsculos
y vaciándose de anhelos
hasta volverse pétreo…
lanzado al abismo circundante…
y también al que lo puebla,
seducido por el sutil encanto de la caída,
corrompidas de sombras sus entrañas…
cae…
inexorablemente…
sin más secretos del tiempo,
con las alas entregadas,
enarenada su alma,
agonizando,
fragmentado de vida,       
oscuro de soledad…
y quizás la caída sea
otra forma de volar…
acto final de amor…
de lujuria con la muerte.
Muerte enamorada del poeta,
que viene a buscar el último beso

que la haga sentir efímeramente viva....



Hechicera de Alas

"...Y son las alas las que nos convocan... una y otra vez... ineludiblemente... a ese roce de etereidades... al cruce de vuelos con un otro... también etéreo..."