desde los alto de un álamo,
se desprende.
se desprende.
La embarga el vértigo
de saberse en caída precipitada.
Se desliza entre el éter,
roza un zumbido de miel
que casi la toca.
que casi la toca.
desnuda,
atraviesa cada átomo
que la convierte en misterio,
Se desgrana de acantilados,
la observan los colores
inmutables.
De pronto el viento la abraza
y la obliga a danzar ante lo
inevitable,
gira,
desecha en vaivenes del aire.
Y en un juego casi siniestro,
para perdurar su caída
y jugar con su suerte.
Ella lo acepta,
se entrega,
a la locura impávida
de la brisa,
de la brisa,
pero sigue cayendo.
Percibe un tenue aleteo
que la deslumbra de magia.
sin relojes
y sin tiempos,
y sin tiempos,
en una eterna atemporalidad
que se precipita
en un sinfín de caídas
ancestrales
que la inmolan como ofrenda de vida
se eleva, vuela, flota y es caída... es hoja... es libre
ResponderEliminarEl vuelo de una hoja dibuja en el viento su libertad.
ResponderEliminarAcá se repite la misma sensación que tránsmite el poema anterior, el de caída y de placer que en mi esta representado desde mi vivencia en el buceo, que no es otra cosa que una vivencia de gestación uterina..... (Ta'bueno....!!!)
ResponderEliminarAcá se repite la misma sensación que tránsmite el poema anterior, el de caída y de placer que en mi esta representado desde mi vivencia en el buceo, que no es otra cosa que una vivencia de gestación uterina..... (Ta'bueno....!!!)
ResponderEliminarHermoso...
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